El Salmo
103:15-16 “El *hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del
campo: sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno”. Que triste
debe ser partir de esta tierra sin dejar rastro alguno en alguien. El
salmista comparó nuestra vida con una flor, un día se siembra la semilla, se abona hasta que florece, pero esa flor tiene un
tiempo límite. Un día llega un viento y acaba con ella, así es nuestra
vida un día llega una situación inesperada y esa flor “la vida” desaparece sin
dejar rastro alguno.
Cuando el Salmista habló de un rastro,
habló de algo más que un simple recuerdo en una persona que te ama, un
rastro tiene que ver con el legado que nosotros podemos y deberíamos dejar en la
vida de las personas que nos rodean. Hay personas que cuando mueren han
dejado un rastro en el corazón de otros, un rastro de frustración, de dolor, de tranquilidad, etc. Qué triste que al final de nuestros días
dejemos un rastro de dolor en alguien, pero que maravilloso seria poder dejarles
un legado. ¿Qué te gustaría dejarle a la gente que amas y conoces al
morirte?
Ximena de Camacaro
Un General del cristianismo en Venezuela, un Héroe de la fe. Su memoria nos aliente cada día para seguir con la obra de Cristo.
ResponderEliminarAdelante Ximena, muchos éxitos. Les amamos
Mila y Luis Sivira