LAS LUCHAS INTERNAS

la Biblia dice: "Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas" Mateo 6: 34. Pero que tan difícil llegar a tener este tipo de auto-control. Aunque hacemos todo lo posible por no permitir que las situaciones nos controlen, nos desanimen, nos preocupen, parece que al pasar los días ellas van tomando poder de nuestros pensamientos y corazones y caemos en estos conflictos internos.Y es en medio de esas circunstancias en donde comenzamos a luchar entre nuestras creencias y la realidad de lo que estamos viviendo, y en ocasiones como que nuestras creencias no son suficientes para sostenernos. Pensamos que necesitamos de factores externos o algunas personas para que nos ayuden a salir de allí. 

Recordemos lo que Jesús nos dijo: "cada día tiene sus propios problemas, lo importante es la actitud que tenemos al enfrentar estas luchas. Algunos se victimizan porque piensan que las personas de su entorno son indiferentes a sus problemas, otros se inquietan al punto tal de perder su paz, otros sienten frustración, enojo, lástima de si mismos,en fin todos tenemos una reacción diferente ante esta situación. Lo importante está en cuidarnos de no juzgar a nadie cuando sus vidas están siendo probadas y muchos menos juzgar las actitudes con las que cada uno responde a sus problemas, más bien debemos levantarnos en solidaridad, desarrollar empatía, y mirar de que forma podemos contribuir para que su desierto sea menos duro. 

La Biblia nos relata la historia de un hombre recto e intachable, que honró a Dios y vivió aparatado del mal, pero un día fue probado fuertemente, y en medio de su dolor cayó en una lucha interna, cuando le llegó su primera prueba exclamó, Job 1:20-22  "Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre,y desnudo he de partir. El SEÑOR ha dado; el SEÑOR ha quitado. ¡Bendito sea el *nombre del SEÑOR!» A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios". Pero cuando llegó la 2 prueba rompió el silencio y le dio rienda suelta a su dolor y exclamó en Job 3:1 "Después de esto, Job rompió el silencio para maldecir el día en que había nacido".

Es interesante ver el comportamiento de este hombre piadoso cuando se vio abrumado por todo lo que le aconteció, ver las luchas que sostuvo consigo mismo, con sus amigos, con Dios, pero lo importante es que nunca comprometió su integridad ni delante de Dios, ni delante de los hombre. Esta fue su actitud final, Job 42: 5-6 "De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza". Tuvo que orar por aquellos que lo confrontaron en medio de su proceso, y obtuvo una gran recompensa Job 42:10 "Después de haber orado Job por sus amigos, el SEÑOR lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía". Y en el versículos 16 y 17  vemos como termina sus días este hombre, "Después de estos sucesos Job vivió ciento cuarenta años. Llegó a ver a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Disfrutó de una larga vida y murió en plena ancianidad".

Pablo lo dijo de esta manera: 2 Corintios 4:8-9 "Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados;  perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos", y sigue diciendo en 2 Corintios 4: 16-18 "Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno."  Todo lo que estamos enfrentando en este día es pasajero, la noticia es que Dios también tiene tiempos de refrigerio para nuestras vidas.

Muchos ven estas luchas como un signo de debilidad, inmadurez o falta de espiritualidad. Pero no es así, el mismo Jesús pasó por una lucha interna cuando se llegó el momento de culminar su propósito aquí en la tierra y tomó a 3 de sus discípulos para que se solidarizaran con él, para que al menos lo apoyaran en oración, pero no contó con su apoyo así que le tocó resolver solo, dice Mateo 26:37_44 "Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado.  «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo.» Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—. Estén alerta y oren para que no caigan en *tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.» Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad.» Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño.  Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.

Como se sintió "triste y angustiado", se sintió morir, como hombre pidió no beber ese trago amargo, pero estaba tan claro con su propósito que aceptó la voluntad de su Padre. Jesús encontró la forma de enfrentar su lucha interna a través de la ORACIÓN. Vemos que aunque sus discípulos le amaban no fueron solidarios con su dolor, pero él no se enojo, no se frustró, más bien les dio un consejo que les serviría para el momento en que cada uno de ellos experimentará un conflicto interno, "estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil".

Lo cierto es que, la palabra de Dios nos dice: Juan 16:33 "Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo". Está es la verdad, vamos a afrontar aflicciones  en la vida, que posiblemente desencadenen en alguna lucha interna pero nuestro consuelo es que ya Cristo nos dio la victoria en cada una de ellas en la cruz.

Quizás lo más duro para nosotros es cuando entramos a cuestionar nuestra fe, pensamos que no estamos orando de la forma correcta, quisiéramos saber si hay una oración clave para obtener una respuesta, pero la palabra de Dios nos dice "que el justo vivirá por la fe". También nos dice en 1 de Pedro, que así como el oro se acrisola a través del fuego, nuestra fe será acrisolada a través de las pruebas y demostrará que es digna de aprobación.

Las luchas internas acrisolan nuestra fe. Ellas nos ayudan a desarrollar nuestro carácter como cristianos, nos llevan a otros niveles en nuestra vida espiritual, crean dependencia absoluta de Dios, nos enseña en que hay momentos para estar quietos y reconocer el Señorío de Cristo en nuestras vidas, nos preparan para las próximas batallas, nos ayudan a tener una vida de oración, y sacan lo mejor que hay en cada uno de nosotros. Así que no le temas a estas luchas internas, recuerda: cada día tiene sus propios problemas, y podemos con la ayuda del Espíritu Santo conocer "como todo nos ayuda a bien".

Todos contamos con un poder maravillosos para enfrentar esas luchas, el problema es que muchos lo desconocen y por eso no saben que hacer en esos momentos, me refiero a parte del fruto que desarrolla el Espíritu Santo en nosotros como es "el dominio propio". En otras palabras, tenemos la facultad de dominar nuestras emociones cuando se presenten esas luchas internas. Con Dios todo es posible.

Ximena de Camacaro, "El Desafío de Ser Mujer".