A todas las personas nos gusta ser reconocidos "cuando hacemos algo que para nosotros es importante, o contribuimos con algo que para los demás es importante". Y cuando no hay ese reconocimiento, se produce un enojo en nuestro interior el cual podemos exteriorizar o no. Cuando tomas la decisión de manifestarlo produce un asombro en quienes lo observan por nuestra actitud, y si decidimos guardarlo en el corazón produce raíces de amargura en nosotros.
Vemos la historia de un hombre como el profeta Juan, este hombre le tocó hacer algo que para él era importante "abrir el camino a Cristo", pero esa misma situación era importante para los demás "todos esperaban ese salvador que traería una buena noticia para todos". Pero este hombre estaba tan claro con el verdadero propósito de esa situación, que no le importó si lo reconocían por su trabajo o no.
Es así como en una oportunidad hace la siguiente manifestación: Juan 3:30 "a él le toca crecer y a mi menguar"; esto es humildad. Pero también algo que le ayudó a este hombre a ver las cosas desde esta perspectiva y era saber ¿para quien estaba trabajando?, no le importó ser ignorado, vituperado, es más murió decapitado como consecuencia de su trabajo. El ser ignorado no fue motivo para desanimarse, frustrarse, o tirar la toalla. Pero su trabajo si fue reconocido cuando Jesús dice en una ocasión "no hay profeta tan grande como Juan el Bautista".
"Los reconocimientos aquí en esta tierra son efímeros, pero el reconocimiento de Nuestro Señor produce un fruto que trasciende hasta la eternidad", tú decides si quiere la gloria de los hombres que un día se acaba como la flor del campo, o quieres la gloria de Dios que está íntimamente ligada con tu eternidad.
El salmista lo dijo de la siguiente manera: "la exaltación no viene de oriente o de occidente, pues es Dios el que exalta y a otros humilla", ¿que exaltación estás esperando tú, la de oriente o occidente (un hombre, esposa, hijos, familia, pastor, líder, jefe? o la EXALTACIÓN DE DIOS. Estoy completamente segura que a los humildes los exalta Dios, pero cuando tú corazón está lleno de arrogancia, altivez, soberbia, también creo que Dios hará todo lo necesario para despojarte de esas malas actitudes que no te permiten "menguar para que el crezca en ti".
Ximena de Camacaro, autora del libro "el desafío de ser mujer"
Excelente!Mi Pastora usted es una gran ejemplo para seguir!! DIos me le de mucha mas vida y salud.
ResponderEliminar