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 Una auténtica ciudadanía.

Los seres humanos tenemos un sentido de la vida tan distorsionado, "a lo bueno llamamos malo y a lo malo lo llamamos bueno", y el tener está idea tan errada en cuanto a los valores hace que le restemos importancia a una verdad trascendental en la vida de cada  persona como es su "eternidad". Siento tristeza de ver como cada día nos afanamos tanto por las cosas materiales y no evaluamos que estamos en esta tierra de paso, que somos extranjeros en ella y por lo tanto nuestra ciudadanía no está aquí en este lugar.

Cuando viajamos a un país diferentes a nuestro lugar de origen, únicamente nos llevamos las cosas indispensables para nuestra estadía allí, nuestras posesiones económicas más valiosas no las podemos llevar, de igual manera tenemos un visado por un tiempo limitado. Al viajar a ese nuevo país muchos encuentran unas mejores posibilidades de trabajo, de estudio para sus hijos, y toman la determinación de tramitar la ciudadanía para radicarse definitivamente en ese lugar. Igual sucede con nosotros vinimos a esta tierra como extranjeros, con un propósito determinado, y encontramos tantas cosas aquí que nos cautivaron qué lo menos en que meditamos es en nuestro lugar de origen. Por eso es necesario que nos detengamos y evaluemos si realmente estamos viviendo de acuerdo al propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros, y si estamos preparados emocional y espiritualmente para regresar un día a nuestro verdadero hogar.

Es realmente en el momento en el que parte algún ser querido, que nos detenemos a pensar en el tema de la "muerte", pero lastimosamente es una reflexión que dura mientras pasa nuestro dolor, pero es tiempo de que oremos  para que Dios nos ayude a examinar nuestras vidas y que nos de la oportunidad de empezar o seguir caminando por ese camino que nos llevará un día a la presencia de Dios, a nuestra verdadera morada.

Jesús lo dijo de esta forma en Juan 12:25 "El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna". "Apegarse a la vida" es tener un mayor enfoque en las cosas materiales, en lo perecedero, en lo corruptible, no estoy diciendo con esto que entonces no debamos valorar nuestra vida, esta es el regalo más maravilloso que Dios nos ha dado, pero cuando llegamos a hacer de ella nuestro culto personal, estamos en riesgo de perderla.
  
"Apegarnos a la vida" es amoldarnos a las cosas de este mundo, olvidando como dije que somos extranjeros en esta tierra, en 1 de Juan 2:15-17 "No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo- los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida- proviene del Padre sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". ¿Hasta cuándo permanece el que hace la voluntad de Dios? Por siempre, hasta la eternidad.


Por lo tanto "Aborrecer la vida"  en este mundo, no es vivir en el completo abandono, ni en depresión, o en angustia, o querer morirse cada minuto de su existencia. Más bien, es no acoplarnos a los placeres del mundo. Es poder renunciar a todas esas cosas que intervienen en nuestro proceso de crecimiento de la fe cristiana, es poder renunciar a los malos hábitos, bajas pasiones, adicciones, a todo lo que pueda llevarnos a tener una vida envuelta en el pecado.

Dios nos ha dado libertad para escoger qué camino queremos seguir. Hay una puerta estrecha donde será necesario realizar varias renuncias, cambios que nos llevaran a la eternidad, o podemos escoger transitar por una puerta ancha, llena de placeres, que nos conducirá a la destrucción, Mateo 7:13-14 "Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran".

Nos preparamos para todo en la vida (matrimonio, nacimiento de un hijo, una graduación, para hacer cualquier tipo de inversiones), así que cuanto más debemos prepararnos para nuestra eternidad. Hoy todos podemos decidir que puerta abrir, no dejemos que sea tarde para tomar una decisión en la vida.

Ximena de Camacaro, Libro Escuchando el Informe de Dios".


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