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"EL PODER de las PALABRAS"


Hoy meditaba en la importancia de cuidar lo que hablamos, porque en ocasiones le damos rienda suelta a nuestra boca y nos olvidamos que tal vez estamos marcando nuestro futuro con aquellas palabras necias que dejamos brotar de ella. Algunos desconocen el poder que hay en sus bocas para "CONSTRUIR O DESTRUIR", y si hay algo difícil, es aprenderlo con el pasar del tiempo, cuando empezamos a cuestionar tantas situaciones por las que estamos pasando. Y pensamos que no hemos sido tan malas personas como para estar asumiendo una crisis en nuestras vidas.

La Biblia dice en Proverbio 21:23 "El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias". La pregunta es ¿Entonces de donde provienen nuestras angustias? dice que "de no REFRENAR LA BOCA Y LA LENGUA", es urgente que aprendamos a colocarnos un freno al hablar.

En ocasiones nos dejamos mover por nuestras emociones, nos airamos y escupimos toda clase de palabras necias que no solamente afectan nuestras vidas sino la de las personas en nuestro entorno como familia, amigos, compañeros de trabajos. Hay personas que están conscientes de lo que sale de su boca a cada segundo, pero no sienten ningún temor al expresarse y esto es tan delicado y grave porque nos trasladamos al terrero de la necedad, de la imprudencia. El necio no sabe lo que habla y tampoco está consciente de la consecuencias de sus palabrerías, pero aquellos que conocemos del Señor, sabemos que por cada palabra necia  que salga de nuestra boca le daremos cuenta un día a Dios. 

El hombre imprudente se entrelaza o se hace esclavo de aquello que habla. Proverbio 18:7 "La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal" (versión NVI).  Cuando no tenemos ningún reparo en dejar brotar palabras necias, asumo que tampoco tendremos ninguna dificultad en asumir las consecuencias de las mismas algún día. Nuestras palabras nos pueden traer "PERDICIÓN" o momentos de angustia; se pueden convertir en una "TRAMPA MORTAL", y lamentablemente no lo queremos entender.

En otra versión el mismo proverbio dice: "La boca del necio es QUEBRANTAMIENTO PARA SI, y sus labios son lazos para su alma" (RV 1960). ¿Entonces de donde proviene el QUEBRANTAMIENTO que quizás estemos pasando hoy?, de aquellas palabras que hemos dejado brotar un día de la boca. Cuando dice: "que mi boca es un quebrantamiento para mi y no para los demás", quizás las palabras necias que dejaste brotar no eran precisamente contra ti o tu familia, pero como todo en la vida tiene una causa-efecto, así "nuestras palabras tienen un consecuencia (siembra-cosecha), (regla de oro)", como lo queramos llamar, es decir: todo lo que deseemos para los demás lo viveros en nosotros, así que cuando vayamos a hablar neciamente, primeramente pensemos ¿podemos asumir el peso de estas palabras y esperar un día enfrentar las consecuencias? 

Somos responsables de todas aquellas palabras necias que hemos dejado brotar de nuestra boca. Debemos ser inteligentes y precavidos con lo que hablamos, no olvidemos que "de toda palabra necia que salga de nuestra boca vamos a dar cuenta un día".   

El consejo a todas aquellas personas que no cuidan sus palabras es: 

1) Empezar a EVALUAR todas aquellas PALABRAS NECIAS que un día dejamos brotar de la boca, no vamos a pensar que teníamos razón o no para decirlas, si estaban justificando alguna situación, no lo pensemos, porque entonces esto no tendría sentido. Tenemos que quitarnos ese escudo protector que llevamos encima, donde estamos analizando palabra por palabra para luego salir a nuestra defensa con otro argumento más poderoso. La humildad nos lleva a evaluar cada situación y mirar que de bueno puedo sacar para mi vida y lo aplico, no convertir nuestra existencia en un juego de pelota, en donde si creo que me están tirando una pelota, entonces tengo que estar preparado para devolverla. La vida es más que una competencia de conocimientos. Hoy puedo decirte que no solamente estoy cosechando la necedad de muchas palabras dichas en mi pasado sino de muchos actos. 

2)Vamos a tratar de pedirle "PERDÓN A DIOS" por todas aquellas palabras necias. No olvidemos que: "TODO LO QUE EL HOMBRE SIEMBRA ESO RECOGE", si sembramos palabras de bendición recogeremos bendición, pero sembramos palabras con las que podamos ocasionar un daño en los demás, solamente estaremos marcando un futuro malo para nosotros y nuestro entorno. Así que empecemos por pedir "Perdón a Dios" por todo el daño que ocasionamos con la boca, y esperemos que tenga misericordia sobre las consecuencia que podamos estar recogiendo hoy en día. Dios es un Dios de amor y de misericordia y tendrá en cuenta esta "oración de arrepentimiento" .

3)Es necesario de alguna manera "RESARCIR" en algo el daño que hemos ocasionado con las palabras. Quizás no podamos resarcir el daño que le hicimos a muchas personas en algún momento, pero si puedes hacerlo hazlo, es mejor pasar una vergüenza ante alguien reconociendo que fuimos unos necios al hablar, que asumir una consecuencia sobre nuestras acciones. En una oportunidad un Abogado me pidió una ayuda porque estaba pasando por una situación difícil y mi respuesta fue: "que mi negocio no era una casa de beneficencia, un día yo también perdí todo económicamente y Dios propicio el momento de encontrarnos en una iglesia y tuve que pasar la pena de pedirle perdón por mi necedad. Pero como lo que el hombre siembra eso recoge, en medio de mis necesidades tuve que pedir misericordia de algunas personas y su respuesta fue: "asume la consecuencia de tus errores". 

Así que no son precisamente las cosas externas las que nos dañan y afectan nuestro futuro, sino las cosas que salen de nuestro corazón, Lucas 15:17 ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? PERO LO QUE SALE DE LA BOCA VIENE DEL CORAZÓN Y CONTAMINA LA PERSONA. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. ESTAS SON LAS COSAS QUE CONTAMINAN A LA PERSONA, Y NO EL COMER SIN LAVARSE LAS MANOS". 

Tenemos que cuidar nuestros pensamientos porque nuestra mente así como es algo formidable, también es ligera para "reflexionar y sacar nuestros propios argumentos", y cuando estos pensamiento los exteriorizamos muchas veces no son con las mejores palabras, sino con un lenguaje destructivo.

Con nuestra boca no nos interesa en ocasiones levantar calumnias contra alguien, puede que lo que esté sucediendo con alguien sea cierto, pero a nosotros no nos corresponde enjuiciar a nadie. Hay personas que sufren si no pueden andar murmurando, criticando, juzgando, censurando a los demás, parece que eso como que los alimentará, pero después de emitir un juicio contra alguien y tal vez afectar su honra es muy difícil con palabras tratar de resarcir el daño o devolverle su imagen.    

Si queremos tener una sociedad mejor, un mundo mejor, debemos como Cristianos pedirle a Dios que tome nuestros corazones, los limpie de todas las impurezas que hay dentro de él. Los presidentes, los gobiernos de está tierra, han pensado que la solución es "un tratado entre naciones", "luchar contra los grupos subversivos que se levantan en cada país" "luchar contra la discriminación de raza, sexo" "legalizar situaciones para satisfacer la necesidad del hombre", esto posiblemente traerá un alivio pasajero a la humanidad, pero poco después se levantará nuevamente contra ella. Mientras no entendamos que todo lo que esta sucediendo a nuestro entorno: "guerras, violencia, muertes, divorcios", esta íntimamente relacionado con lo que "HAY DENTRO DEL CORAZÓN DEL HOMBRE", y que muchas de estás situaciones las generan nuestras palabras, todo permanecerá igual. 

La Biblia lo dice "DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLA NUESTRA BOCA", lo que hacemos solamente es el resultado de lo que hay en nuestro interior. Si quieres conocer una persona, conocer su corazón, solamente tienes que estar muy atento a como se expresa, como actúa.  Nuestras palabras  es la identificación más poderosa de quienes somos. 

Creo firmemente en la misericordia de Dios y creo que hay una "ley de la compensación", que podemos utilizar para de alguna manera reivindicarnos por el daño que hicimos muchas personas en nuestro pasado con nuestra palabras necias.

Ximena de Camacaro, Autora del libro "EL DESAFÍO DE SER MUJER". 

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